Dicen que los momentos de bajón, cuando la debilidad se llega y el dolor se asoma a nuestras vidas, se resuelven en fortalezas si logramos auparnos sobre sus secuelas.
Es el caso de este día, cuando pareciera transparentarse el organismo, tan poco habituado a la falta del suministro cotidiano de nutrientes.
Desde hace unas semanas venimos escuchando que hay andancio (gripe estomacal), una expresión vieja para cualquier experiencia de malestar gástrico. Y el médico o la médico tendrá que ponerle nombre y apellidos a las realidades y síntomas que advierte en nosotros.
Cierto frío en las primeras horas y malestar vespertino que se cierra a primera hora de la noche. Y el suero casero con agua hervida y zumo de limón, al que añadiría una pizca de bicarbonato.
Es la dieta, el aporte único.
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