En esta mañana de Valentinas y demás enamorados, damos cuenta de la sorpresa alegre y de la novedad fastidiosa, ambas acaban de colocarse sobre la mesa de trabajo, en esta mañana cubierta y de tareas varias.
La intensa alegría, por inesperada, ha venido de una felicitación telefónica de Tomá, desde Salamanca, Ciudad Patrimonio desde hace tres décadas y destino en primavera, a la que adunar un piropo, en directo y con sonrisa, por la sonrisa que se brinda amplia y amorosa, habitual... Ahí es nada.
La otra cosa, nos llega por correo electrónico y es una nueva que, de alguna manera, descoloca una previsión hecha, cuando ya parecía que se pisaba con firmeza en la salida del mes de mayo a la citada Ciudad de Cultura y Saberes, nuestra anfitriona.
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