Cuando el trabajo se resuelve y las expectativas se cumplen, cuando el esfuerzo desplegado ha sido suficiente, cuando somos conscientes del gasto de nuestras acciones, ocurre que una buena ducha pareciera ayudarnos a realizar el cambio de posición que necesitamos.
Otro lugar, otro momento. Y seguimos, sí, para instalarnos en la fortaleza que hemos descubierto. Una clara oportunidad para el crecimiento, armonía propia que frecuentaremos. Y se trata de esto.
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