Delicadeza de trato, y de espíritu.
Porque existe el mirar adecuado a término en este gran mundo que charla por los codos y hace algo menos.
Ayer, en la Residencia de Estudiantes, unos cuántos, entre hombres y mujeres, haciendo música contemporánea y de los clásicos.
Un encuentro musical y poético con los que en otro momento visitaron su espacio, porque era el día de Federico, su cumpleaños -un cinco de junio, el de 1898- entre otros muchos asuntos. Así lo recordábamos algunos, al calor de la acogida de los organizadores, en la atmósfera primaveral de este Madrid íntimo, aromático y recogido, abierto al gran público, la inmensa minoría que gusta de todo lo que desde allí se gestiona para el mundo.
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