Estamos advertidos y tomamos líquidos en abundancia, nos despojamos de ropa, abrimos ventanas y puertas para renovar el aire de interiores y automóviles, nos protegemos la cara con cremas especialmente valiosas cuando las horas de sol se prolongan y sus rayo pueden acabar haciéndonos daño.
Gazpachos, ensaladas, verduras y frutas, almuerzos ligeros y el agua del mar -los baños-, como último y añorado recurso.
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