Acabo de leer un poema y me quedo con su final,
"... el manjar que se merece."
Una construcción de palabras y la emoción, donde la palabra semilla pudiera haber sido el germen y el estímulo porque, su mirada y su corazón, en tanto y tanto como atesora.
Así es un momento en el vivir de los que tenemos cerca, una experiencia a saborear, donde el encuentro.
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