Ayer por la tarde, en la sede de la Fundación Francisco Umbral, se reunía por segunda vez el Club de Lectura de reciente creación. Once participantes compartían impresiones en torno a la lectura de un libro común, La cabeza en llamas de Luis Mateo Díaz, su última obra, publicada en 2013, un conjunto de cuatro novelas cortas elaboradas a lo largo de tres años que saben a historia, más o menos lejana, de España, y a su persona.
Es como si el autor quisiera dejarnos su memoria sobre ciertas costumbres y hechos bien diferenciados, en el medio rural, durante los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. Es León un territorio y una atmósfera donde fijar pensamiento y acción.
Descubrimiento del escritor para algunos lectores que se identifican de alguna manera con alguno de los personajes, agrado y dificultad para otras por la construcción compleja y brava del corpus intelectual que tomamos, en general, con intención y dedicación para la cita.
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