Tenemos ocasiones para sentir que una intervención puntual es decisiva en nuestras vidas. Por ejemplo, sabemos que tendrá lugar a las doce de la mañana. Y el sueño de la noche anterior cambia. La tensión que nos provoca esta información, que tanto nos afecta, suele expresarse de alguna manera. Así, el despertar intermitente en la madrugada puede ser lugar común, según qué familias.
Cualquier actividad previa al mediodía cobra relieve y se destaca ante nuestra mirada. El aseo personal, el desayuno, la analítica, una pregunta sencilla en el mostrador de la clínica... Todo se magnifica y llega al clímax en los minutos de espera en torno a la hora fijada como referencia próxima.
Días de superación y angustia, días de fortaleza y ánimos que se renuevan. Y los grandes apoyos. De la supervivencia...
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