Hay días que percibimos la naturalidad de la vida, la presencia gratuita de quienes nos aman, su razón de ser en nuestra existencia, de cómo nos fortalecen y sostienen de la mejor de las maneras, porque nos distinguen con su mirada, encuentran el momento para hablarnos de lo que necesitan, de lo que desean, de sueños y actividades que frecuentan y miman.
Así como se llegó la hora para tantas y tantas cosas, sencillamente, clara, definitiva, somos conscientes de su grandeza para nosotros aquí y ahora.
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