jueves, 8 de mayo de 2014

Libretas

Son cuatro las libretas que puedo mirar, son los cuatro ejemplares apilados que se abrieron en su día con el propósito de anotar asuntos del quehacer, del sentir cotidiano, de lo banal a lo más significativo, de la escritura manual en formato pequeño y con limitada extensión: una hoja volandera por entrada, no más, agrupadas de serie por el muelle. 

Que lo breve si bueno... Y va por ahí, con Gracián. Pretensiones mínimas y actitud ajustada a términos sencillos, a formatos humildes, dignos. 

Y la acción surgía para reutilizar un material olvidado quizá, abandonado en todo caso. ¿Qué hacer con esa bonita herramienta que tenía ante mis ojos? Y pasó lo que pasó, que apareció la idea de la escritura diaria, de la caligrafía, porque en el intento están la claridad y la concisión en torno al asunto que aparece y destaca como lo mejor en ese momento. Ráfagas del vivir en el microespacio de una esquela, en el bloc de notas que recuerdo como libreta para el intercambio de informaciones y noticias durante la edad adulta.


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