Mujer fuerte y consciente, comprometida y sabia, valiente, generosa, formada y queriendo dar la información que a ella se le negara durante su infancia y adolescencia, sí, desde que puso los pies en la tierra, en su tierra familiar, social y nacional, colectiva... Porque dijo basta a la realidad, que tanto y tanto la mortificara, actuando como pudo, en consecuencia.
Mujer joven hasta su adiós en 1999, a los 57 años. Una vida política y personal relevante en la España democrática reciente, en sus primeras décadas.
A ella nuestra mirada, en su exigencia dinámica y vitalista, lúcida, amigable.
"... me acuerdo mucho de nuestros tiempos, sólo quiero un poco de belleza, una flor, algo, que alguien me coja de la mano, que alguien me abrace y no me digan más locuras los médicos, ¿qué significa esta necesidad de belleza, Paco? Aquí estamos como de cámping, veo ramas, me gustaría vivir, te llamo porque eres mi amigo y te quiero..."
Francisco Umbral responde a su llamada y nos lo cuenta así en su libro del año 2000, Madrid, tribu urbana, en las páginas 26 y 27, muy al principio de la obra.
"... le digo que su sueño de belleza es su identificación con la vida:"
"Tú necesitas vivir, y a mí, Carmen, me bastaría con escuchar tu verdadera voz, aquella que sonaba a agua ligera y tiempo azul."
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