Acompañando, a veces atender a una persona que necesita calor humano pasa por darle la mano... Así, tan sencillo como darle un beso, dos o tres, como apretarle fuerte en el abrazo.
¡Qué extraño desgarro cuando te piden con palabras el apretón del cariño!
¡Cuánta necesidad invisible, cuánto de abandono inolvidable!
Y te quedas allí, a su lado, velando quizá un sueño inquieto, desolado...
Porque momentos de bajón y de tristeza seguirán brotando y, entonces, el abrigo del amor ejercitado, seguirá dando ese calor que procuramos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas Gracias