Sigue la experiencia grata del buen tiempo a nuestras espaldas, las vivencias en la calle y sus cercanías, como si el tiempo de bonanza se alargara y alargara dócil, rondador, fecundo en la esperanza renovada.
Necesarias las fortalezas y la ilusión en nuestra convivencia frecuentada, aspirante una vez más a superar las propias debilidades para convertirlas en hazañas. Sí, el vivir dignamente nos anima y alza.
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