miércoles, 3 de septiembre de 2014

Mañana atípica

Cuesta adaptar nuestro ritmo de atención y concentración a las situaciones que el día a día del trabajo presenta. Y vienen las novedades y tendemos a gastar más de la cuenta, que los olvidos se destacan y la espera nos toca.

Días de pasear en la ciudad para ver a un hombre leyendo en el banco en sombra de su calle preferida, Guzmán el Bueno o Fernando el Católico, alguna de ésas. Y los universitarios que se despiden en Moncloa para el almuerzo en casa.

Cuestiones y tareas, el niño que juega difundiendo el agua en la oficina inmensa, silenciosa. Su madre le coge en volandas, acaricia su espalda, le templa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas Gracias