Anoche leía a Umbral en Mortal y Rosa.
De la sorpresa emocionada a la realidad de una palabra, "sansanica", tan desconocida, rara, inusual.
"Nunca llevamos a un niño de la mano. Siempre nos lleva él a nosotros, nos trae. Aprender a dejarse llevar por el niño, confiarse a su mano, loto que emerge en los estanques de la infancia. El niño nos lleva hasta los reinos de lo pequeño, acude a nuestra propia infancia dormida, nos mete por el sendero más estrecho, transitado sólo por la hormiga, la sansanica, el clavo solitario y la piedra rodadora."
Y termino resolviendo el interrogante que me planteara la página cuarenta y tres del libro querido, porque sansanicar es un verbo que se conjuga en gallego y alude a lo inestable de un canto rodado que se apoyara en dos puntos sobre el suelo marino. La sansanica podría ser mecedora natural y única, la mínima oscilación o sacudida que se aprecia y se olvida.
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