De la banda sonora natural que es el jardín, el patio, la calle arbolada...
Mañanitas de abril en el presente que nos atraviesa y cala. Es el paisaje que tiende a la transformación y al cambio espectacular, más allá de los verdes primorosos que se amplían. Porque la música incidental, las temperaturas que se equilibran, los aromas que nos consuelan.
Todo esto es, sigue siendo, primavera única, donde la dificultad también aflora.
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