Bostezar, desperezarse, darse un tiempo para la acción, algunas toses construyendo el espacio sonoro.
Es un viernes de febrero luminoso tras el temporal de viento que ayer nos afectara y mucho. Los niños y el abuelo salen del colegio y llegan al hogar cansados. El recorrido se complica y estábamos prevenidos: la lluvia, el paraguas vuelto, carteles que golpean el suelo... Inquietantes momentos, desasosiego.
Y llegó el descanso que nos ha sabido a poco. Pronto volverán los grises a cubrir el cielo.
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