A tercera hora estaba programada, esta mañana, desde el Departamento de Geografía e Historia del IES Margarita Salas de Majadahonda - MAdrid, la visita de una víctima del terrorismo a la Biblioteca.
Unos momentos antes de la master class, de la presentación o de la conferencia, que ha sido todo esto y mucho más, pude saludar a mi colega Serena Fernández Alonso que venía con Javier, Francisco Javier López Ruiz, una de las víctimas de ETA, comprometida, desde hace diez años y de manera exclusiva, en esta dinámica de testimonio, cercano y abierto, a la sociedad española, a las jóvenes generaciones, en especial hoy con nosotros, para dejarnos su regalo de vida: un monumento de amor, el de su persona.
Atención emocionada y participación activa de nuestros estudiantes de 4º ESO en el coloquio que nos brindaba, gratamente Javier, después de relatarnos la historia de aquel joven de 21 años, padre de familia con esposa y dos hijos, que tuvo que replantearse la noche del 12 al 13 de mayo de 1978, en el Hospital de Basurto de Bilbao, todo su sistema de valores.
Años de superación y de trabajos; años de fortaleza familiar y retos personales, como dejar atrás la silla de ruedas; años de apostar por ser feliz y llegar hasta nosotros, para animarnos a intentar siempre, siempre, siempre, una y otra vez, lo que nos proponemos aún cuando lleguen momentos críticos; para hacernos sentir que apostar por la vida propia y la de los otros, junto a los que queremos, es lo verdaderamente relevante, lo deseable.
Una experiencia que hemos compartido y que necesitábamos, una vacuna para la paz que tomamos con fortaleza y alegría, animados, Javier. Y para ti, nuestra felicitación y agradecimiento, porque estamos juntos, porque vuestro dolor ha sido y sigue siendo aliento en democracia, sí, porque estamos resueltos -grandes y pequeños- a expresar alto y claro lo mucho que os debemos.
¡Hasta pronto!
¡Seguimos cerca, Javier, de Málaga!
¡Muchas gracias!