Soledad Lorenzo es una de las galeristas más significadas en la vida artística madrileña. Lo ha sido en las dos primeras décadas del siglo XXI así como en las últimas del pasado siglo, por supuesto. Con ella una entrevista y una idea de profesional comprometida en el mercado del arte que me inspiraba.
En esta línea se puede considerar a Juana de Aizpuru y a Helga de Alvear, galeristas con desarrollo y personalidad en el mundo del arte desde Madrid.
Son trayectorias singulares tienen mucho en común y quizá lo más destacado sea su apuesta personal y entusiasta por las nuevas generaciones de creadores, a los que han acompañado y alientan, desde sus comienzos, en esto de la gestión de sus obras y circunstancias.
Conozco su trabajo desde hace años y me he sentido muy cómoda en la Galería Soledad Lorenzo. Pasar por la calle Orfila y mirar sus puertas sigue siendo una opción, cuando ya se cumplen cinco años de su cierre, allá por el año de 2012. Pudiera ser su personalidad tímida, su trabajo recogido y amable, el trato cuidadoso a sus visitas en general y a las jóvenes promesas, en particular cuando se acercaban acompañados de algún artista que ella representaba porque les conseguía destinos interesantes para sus obras.
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