Es una práctica que se debe frecuentar mucho y en los primeros años, cuando la firme presencia de los mayores a nuestro lado nos alienta y preserva de tantos y tantos peligros. Luego, resulta que también llegamos a tomar la contención y el aplomo como líneas generales de nuestro estar diario en el mundo, con nuestras actividades y trabajos.
Del sustento a la libertad, donde la personalidad irá encontrando huecos. Porque vivir en la tercera parte del planeta que valora la existencia y la diversidad no tiene precio.
Una experiencia brutal y poderosa que se podría ir extendiendo a las dos terceras partes de la humanidad, como primer paso, hasta llegar a la valoración universal en nuestra Querida Tierra, que nos contiene y en la que nos hemos ido desarrollando.
Son las 9:05 horas AM de una jornada de otoño calurosa y espectacular, tan llena de oportunidades como cualquier otra para ampliar la acogida y el sueño.
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