Hay tiempos de ensueño que percibimos como realidad y sueño a un tiempo. Y es que nos cuesta admitir la novedad que, en principio, nos deja sin argumentos.
Nuestro estar físico, nuestra salud, en ocasiones nos plantea interrogantes, situaciones a saco, soslayando la intuición que puede prevenir y aclimatar, inermes ante los preparativos de la fábula, ante la ficción que pudiera ayudarnos.
Así vengo a estar ahora, ante el té con leche como toma reconstituyente, una conquista tras años de té a solas.
Y me parecen deliciosos los contactos para que estas circunstancias, del ahora, hayan desembocado en el modo deseado y eficaz que mejora lo anterior.
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