El pasado miércoles, 21 de
marzo de 2017, tuvo lugar en la biblioteca la reunión primera del Club de Lectura
del IES MARGARITA SALAS, “Entre líneas y
versos”, un encuentro esperado que, finalmente, se producía con largura desde
las tres hasta casi las cinco de la tarde, una hora muy literaria.
Y hablamos de cómo nos ha
gustado el libro común elegido, de cómo hemos disfrutado con su lectura. Sí,
era unánime el agrado y mostramos las risas que fuimos experimentado en el
proceso lector, tan íntimo.
El
antropólogo inocente, de Niegel Barley, un libro valioso e ilustrado –lectura habitual en los departamentos
de Antropología universitarios- que se abre a preguntas y nos deja huella. Al
menos es lo que yo pude expresar en un determinado momento de la cita plural,
alumnado y profesorado compartiendo el placer de la lectura. Porque el
estudioso que vuelve a su hogar londinense, tras un par de años de vivir fuera
con un pueblo africano de Camerún -los dowayos-, tiene que encarar las
cuestiones que le plantean sus amistades cuando les enseña su vajilla dowoya,
la que utilizara en su día a día cotidiano.
Anteriormente, en la
despedida, también pudo descubrir la extrañeza de uno de sus más cercanos
allegados en el poblado donde se asentara. Con estas dos anécdotas en torno a
unas vasijas (artesanales y dowayas) entiendo que el autor nos habla de lo sorprendentes
que podemos llegar a ser los hombres, lo que nos iguala en la distinción tan contrastada en este caso.
Ni los unos ni los otros
lograron ver la importancia de estos objetos en su vida. Es más, cada uno, con
razones propias, daba cauce a lo que el antropólogo debiera de haber hecho en
lugar de guardarlas con mimo, lo que con tanta dedicación y esmero había planificado. Ningún valor sentimental añadido ponían a estos
objetos-vasijas que tanto le estaban ayudando para sostenerse en el éxito -en la
vida- y en sus observaciones durante la aventura/estudio que se había propuesto como meta y final de
trayecto.
“A Zuuldibo aquella tacañería lo dejó perplejo.
¿Por qué nos se las daba a los aldeanos?
(…)
Qué lástima que las hubiera
estropeado usándolas. ¿No podía haber comprado alguna olla importada barata y
haber guardado aquéllas, que eran demasiado bonitas para usarlas?
(…)
El investigador de campo
retornado acepta ambas posiciones pero no se identifica con ninguna.”
Son citas textuales que me conquistaron el corazón y aquí dejo memoria de ellas.
Son citas textuales que me conquistaron el corazón y aquí dejo memoria de ellas.
Niegel
Barley.: El antropólogo inocente. Editorial Anagrama. Barcelona 1989. Trigésima edición, Julio
2016. (p. 232)
Palabra y emoción, lecturas
y escrituras, compartiendo.
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