De la creación en el arte, de la experiencia de la lectura, como una variante más de la creatividad cuando se descubre nuevamente el mecanismo de la vida a través de unos signos en los que interpretar un mundo artificial, ideal o no, desde la natural percepción y sensibilidad que se ha ido forjando, con otros préstamos, con tomas multiplicadas y digestiones más o menos ligeras, con ciertos reclamos y enfados que, finalmente, pudieran resolverse en fortalezas.
Hablo en el día de las Bibliotecas, donde tantas horas se pasan, lugar de excepcional belleza en algunos casos, para comentar que tres personas o más, se han acercado a la obra de J. D. SALINGER, The Catcger ub the Rye, traducida al español como El guardián entre el centeno, que empieza con el condicional Si y termina con la palabra mundo y con esta dedicatoria: Para mi madre.
Una mañana de biblioteca para la lectura y el estudio, donde la escritura se acomoda.
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