"Empieza a chispear".
"Empieza a llover".
Como nos gustaría que empezara pronto a chispear, a llover, aún cuando se suceden los días claros y cálidos en su encanto, me animo a señalar la igualdad de dos expresiones con recorridos de actualidad diferenciados en el uso.
Hablo de mi práctica, por supuesto. Siento que hubo otro tiempo en el que cuando empezaba a chispear, nos lo comunicábamos así. Quizá, el llover lo teníamos reservado para cuando el agua caía de un modo más continuado y sostenido.
En este otoño, que sabe a verano laboral, la evocación de los tiempos de refresco tiene un punto de exotismo y rareza que nos turba.
Experimentando el clima y sus variantes,
estrenando la buena nueva de cada día.
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