La interacción social constituye un requisito básico para la adquisición del lenguaje en las etapas tempranas de nuestra vida.
El resorte social, la experiencia social continuada con los congéneres, la comunicación sostenida y abundante en comunidad, con nuestros cuidadores, es el contexto social favorable que motiva e informa abundantemente al cerebro infantil en su aprendizaje. Acciones sutiles que vinculan la palabra con el objeto nombrado, como la mirada del bebé a los ojos del adulto y el seguimiento de su mirada.
Dicen los científicos que las habilidades sociales del lactante facilitan, o actúan como resorte, en el aprendizaje del lenguaje. Y siguen afirmando que su aptitud para aprender a hablar no solo depende de si el bebé es capaz de escuchar a los adultos, sino también de la manera en que los mayores se dirigen a él.
Etnógrafos culturales y lingüistas han bautizado como madresía o maternés a la manera peculiar de hablar que tienen los adultos con los niños, una verdad esencial, presente en casi todas las culturas, rasgos sonoros como el tono agudo, el ritmo lento y la entonación exagerada. Parece ser que el tono agudo actúa como reclamo que capta su atención.
Estudios y mediciones han revelado que la habilidad para aprender palabras socialmente es un buen presagio del aprendizaje en general.
Investigación y Ciencia. Número 472. Enero 2016.
PATRICIA K. KUHL.: "Cómo adquieren los bebés el lenguaje."
(Todos los bebés son lingüistas natos, capaces de dominar cualquiera de las 700 lenguas del mundo como un nativo.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas Gracias