Era una jornada para mirar el libro, para leer en los libros, para apreciar la sonoridad del idioma español en el primer capítulo de Don Quijote, por ejemplo. Y lo hicimos, admiramos a Cervantes en el día internacional del libro.
Sí, en voz alta, y valorando sus requiebros en el humor, la seriedad de su presentación, cuando las aventuras de su vida nos llevaron a los gigantes molinos y sus actos de liberación para los condenados a galeras, episodios del grande libro que utilizamos, con los grabados de Doré como aditivo.
Estuvo bien compartir la tarea con los más jóvenes.
Y pudiera mejorar, ampliarse...
Un primer aperitivo en la mañana, que la noche trajo a otros clásicos, Cela, Delibes, Moravia, con la toma de un ejemplar de Oficio de Tiniblas 5, El camino y La romana, al que vuelvo en la seguridad de encontrar apoyos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas Gracias