Hablamos de Charles Lindbergh, un piloto profesional que hacía el trayecto de Sant Louis a New York en un avión correo, allá por el año 1926. Por aquella época, los aviones y su pilotaje causaban mucha admiración y respeto, hasta el mecenas Osteig se animó a crear un premio de 25.000 dólares para el Primer Piloto que consiguiera enlazar América y Europa en un vuelo directo.
Charles Lindbergh imaginó el proyecto y para conseguirlo pidió prestados 10.000 dólares a varios empresarios de Sant Louis y preparó el viaje. Compró un avión monoplano y lo tuneó para la ocasión: hizo instalar un gran depósito para 2.000 litros de combustible que colocaron ante su asiento y que le impedía una buena visibilidad. Colocando un periscopio lograron solucionar el asunto.
Hizo algunos vuelos de ensayo con el aparato y el día 20 de mayo de 1927 comenzó la aventura desde el aeródromo Roosvelt Field de N.Y. Así despegó "el loco del aire" a las ocho de la mañana en el Sprit de Sanit Louis.
El 21 de mayo aterrizaba en el aeropuerto de París, treinta y tres horas después.
- Bueno, lo conseguí.
Fueron sus primeras palabras, en la otra orilla, tras 5.800 km de vuelo.
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