Por lo que ayer nos contara el poeta Luis García Montero, la experiencia poética es temprana en su vida. Su papá recitaba un poema con tanta frecuencia, y de triste final, que él se atrevió a componer una variante mucho más amable y disfrutona.
Así empezó la cosa. Luego, llegarían las lecturas de los clásicos Federico García Lorca y Antonio Machado, Pablo Neruda, Charles Baudelaire, la amistad frecuentada con algunos de ellos como Rafael Alberti y Ángel González.
Una palabra comprometida con la belleza del mundo, valerosa y lírica a un tiempo, contemporánea. A base de buena, futurible.
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