Era un día para la acción.
Tenía que llegar al taller mecánico a las dos de la tarde, previa cita. Un programa de mejora que se debía implementar para los airbags delanteros.
Y me dieron un susto tremendo. Un impacto inesperado y, de manera inmediata, busco la causa. Tengo prisa pero me doy la vuelta en la rotonda cercana. Entonces, se sucede lo mejor, el movimiento de recogida de quien podría colaborar para el esclarecimiento de la circunstancia. Me alivia sobremanera. Hablamos
Sigue la inquietud sí, pero la confianza gana. Acudo a la hora prevista y me hacen el trabajo con solvencia y maestría. Ocurre que las dudas siguen planeando y que las intenciones de cerrar el asunto siguen intactas.
Y estamos así, con la información creciendo poco a poco.
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