Es la mañana de San José en el trabajo. Y un sol interior que se proyecta en el cielo despejado, las montañas nevadas de por medio, dos macizos impresionantes, poderosos. Y el río en la base con un puente que permite el acceso a ese otro territorio lejano y querido, el propio lugar de nacimiento con el mar de por medio y rodeándolo.
Hablamos de Cuba, hablamos de un Miami lejano, de una España en adopción, mi casa pequeña de cinco meses, y dos amigos y primos, uno a cada lado.
Ha sido un tiempo primero para tomar el propio valor, para soltar algo de enfado, si esto pudiera suceder como proceso.
Valientes.
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