Tres llamadas en momentos impropios.
Tres situaciones. La primera de ellas en un acto público donde el silencio era necesario. La segunda llegaría cuando salía con el coche a la calle y el trabajo apuntaba en el horizonte, con el temporalizador activado. Para la tercera volvía el silencio como imperativo obligado, contexto laboral y todo eso.
Bueno, imagino que detrás de estos hechos están la familia y sus enredos. Llamadas de teléfono sin identificación que me causan sorpresa y extrañamiento.
De la tranquilidad y la calma como mejor modo para encarar el asunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas Gracias