Y allá va, tal y como se lo ha mostrado al público en general:
'Hace poco más de un año regresé a vivir y trabajar en la casa donde nací. La casa no había cambiado, me esperaban el caballete y la caja de óleos que mis padres me regalaron cuando tenía doce años.
Recuerdo el momento de abrirla por primera vez y descubrir los tubos, los pinceles, el aceite de linaza y la trementina; sus olores me han acompañado en escuelas y talleres desde entonces. En la tapa de la caja había una paleta y un cartón entelado, preparado para ser pintado. En él pinté mi primer cuadro.
Al volver a trabajar en el taller en el que empecé, pinto con óleos y utilizo el mismo soporte que en ese primer cuadro. Estoy al lado del balcón, miro al cielo e imagino las posibles obras que voy a realizar. Pinto sentado en una silla baja, la misma donde mi madre bordaba en una tela tensada por un bastidor de madera redondo, de dimensiones similares a ellas. Éste es uno de mis recuerdos de infancia: mi madre bordando con hilos de colores sobre un blanco inmaculado, la radio de fondo y su letanía: “no importa cuánto tiempo necesites para terminarlo, lo importante es hacerlo bien”.
En todas las obras que presento en la Galería A del Arte he pintado un círculo enmarcado en un cuadrado. Están expuestas apoyadas en un listón, de la misma manera que las coloco en el taller mientras se secan. Cuando las acabo me muestran las vías de investigación que me he propuesto. Intento ser lo más fiel posible a lo imaginado antes de empezarlas. En ese momento me permiten seguir indagando hacia lo desconocido, porque éste es uno de los principios que he seguido durante mi carrera: explorar territorios que no conocía; y mientras avanzo, la meta sigue moviéndose.
He decidido colocarlas rodeando el perímetro de la galería, dibujando una línea continua, sin principio ni final. Esta exposición es en realidad un proyecto con una única obra, que mide 25 cm de alto por 55 metros de largo y 4 cm de ancho. El espacio de la galería es su soporte, ocupa toda la sala como si fuese una escultura. La componen 107 óleos sobre tela que miden 25x25 cm cada uno y que aun siendo independientes forman parte del conjunto como pieza única, esperando que el espectador complete ese círculo.
Día a día he realizado una serie de obras que conforman mi imaginario. He elaborado obras que son reflejo de las cosas que están pasando y que me afectan: sea Orión, que he pintado en dos ocasiones, u otros elementos cotidianos que se convierten en pintura, como si de un diario se tratara, con referencias que se alimentan de imágenes y artistas que han configurado mi iconografía; algunas las reconozco después de haberlas pintado, otras mientras las pinto y algunas todavía no las he descubierto.
Me he atrevido a utilizar colores puros, directos de los tubos de óleo, como si volviera a tener doce años y la curiosidad e ingenuidad salieran de mi primera caja, explorando combinaciones de colores que no utilizo habitualmente.
Al acabar cada una de las obras mi recompensa es la sorpresa, siempre aprendo y siempre busco EL color de la Pintura.
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