DE LA TIERRA Y DE LA VIDA
El pueblo tiene dos calles. Calle de arriba y calle de abajo.
En asturiano: calle riba y calle baxu.
Nosotros somos de la calle baxu.
Siempre nos toca subir la cuesta
para ver a los demás niños, que están arriba.
Entre las dos calles
que puedes imaginar como el dibujo de una ese,
una zona de nadie, de muros vegetales, perro y pájaros.
Ahí andamos tú, yo y el verano.
Nuestros ojos y nuestras risas.
Nuestras ganas de contárnoslo todo.
De que nunca se acabe agosto, de que no te vayas.
De que todo lo bello
dure siempre.
De que todo lo bueno
nunca se acabe.
Días de bicicleta, de renacuajos, de cuevas y de bosque,
de cabañas en lo alto de un risco, de heridas en las
[rodillas y de moras.
Y por la noche tenderse en la carreteray hablar y quedarnos muy calladas después
y mirar las estrellas y seguir sintiendo
el calor que dejó el sol apretado a nuestra espalda
mientras buscamos la luz fugaz de los sueños.
Y luego seguir hablando. Y cruzar la cuesta, y las
[luciérnagas.
brillando para ti y para mí todas las noches. Todas las
[noches.
Pasan los veranos. Cosas que son importantes.Pasa que vivimos y no nos vemos apenas. Deja de haber
[luciérnagas.
Cococan una farola en la cuesta. Ahora, hace tiempo que
[no estás.
Yo mudanza a mudanza sigo guardando las cartas
de entonces. Año tras año recordando en las Perseidas.
Cada verano busco luciérnagas en el camino: este año,
tras mucho tiempo, por fin, han vuelto.
Pienso en ti, querida amiga. En tus hijos. Siempre les
[busco tus ojos.
Deseo que sientan la magia de la tierra y de la vida
Que bajen la cuesta a la carretera en bicicleta. Que
[encuentren
gusanos de luz en las noches oscuras. Que miren las
[estrellas
y te vean, como yo te veo.
ESTHER MUNTAÑOLA.: Comiendo de una granada. BARTLEBI EDITORES. Madrid, 2017. Páginas 62-63.