Parar, sí, a veces ocurre que no podemos más y se hace necesario un descanso.
Encontramos, en algunas ocasiones, que el mejor aliado que pudiéramos tener es nuestro propio cuerpo. Sucede que, en alguno de los diferentes sistemas de nuestro organismo, tal vez un órgano concreto se altera y el dolor nos advierte.
Puede ser una mancha en la piel, una erupción, un cambio de color en el iris... indicadores que nos marcan la dirección que debemos tomar, consulta y salida del estado de dificultad por el que atravesamos.
Algo así le debe estar pasando a un amigo. La cosa es que la tarde del sábado 7 quería llamarle para pedirle un favor. De haberlo hecho, porque frené en seco la molestia que pudiera causarle, me habría contestado desde el Hospital Puerta de Hierro, donde le operaban de urgencia porque estaba demasiado perjudicado. Y es verdad que la semana anterior le había mirado y le había encontrado más delgado. Incluso llegué a pensar que podría llevar una dieta de adelgazamiento.
Bueno, ya ha pasado el peligro, ahora toca encauzar las relaciones sociales y volver al día a día de éxitos, gracias a Dios.
Salud. Saludos...
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