Una de las mejores experiencias era salir juntos de paseo hasta la Fiesta del árbol. Una petición infantil a sus maestros en las estaciones propicias del otoño y de la primavera.
Era una idea que había cuajado en tradición y tomaba la forma de manifestación pacífica e insistente. Se repetía una y otra vez en coro, silabeando fuertemente las dos palabras.
"¡De paseo!" "¡De paseo!" "¡De paseo!" "¡De paseo!" "¡De paseo!" "¡De paseo!"
Y ocurría que algunas veces conseguíamos hacer la fila para completar los dos kilómetros de la excursión hasta que llegábamos a la zona de recreo. Todo un clásico.
Disfrutamos mucho: estos cielos azules y este sol de la infancia, en palabras de Antonio Machado, que asumimos como propias, tan desnudos como los hijos del mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas Gracias