Al volver del fin de semana largo, traía ganas de saber más sobre el autor que me había vuelto a conmover con su relato. Seguía teniendo cerca de mi corazón El balcón en invierno de Luis Landero.
Con esta presencia de ánimo, me animo a revisar su primera novela Juegos de la edad tardía, que fuera lectura aplaudida y frecuentada en la década alta de los ochenta. Recibió algunos reconocimientos importantes, el premio Ícaro en 1989 y los premios Nacional de Narrativa y de la Crítica en 1990.
A mí, puedo decir que me gustó la obra, sí, y que también me alegró saber que el autor era extremeño, un residente en Madrid desde los años sesenta, natural de Alburquerque, en Badajoz, más allá de las tierras cómodas.
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